Jorge Luis Borges nació en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899. En 1914, viajó con su familia a Europa y se instaló en Ginebra. En 1919 se mudó a España y en 1921 regresó a Buenos Aires. En 1923, publicó su primer libro de poemas, “Fervor de Buenos Aires”. Desde esa época, se enferma de los ojos, sufre sucesivas operaciones de cataratas y pierde casi por completo la vista en 1955.
Todos saben, hayan leído o no alguno de sus cuentos, que es una de las plumas más importantes de habla Hispana. Pero además de eso, en muchos de sus cuentos se observa la profundidad de su pensamiento. La literatura o la ficción fueron recursos en donde exponer parte de su pensamiento filosófico. Escuchemos, por ejemplo, un fragmento de un escrito publicado en 1921 hablando sobre la poesía lírica para comprender parte de su profundidad analítica:
“La poesía lírica no ha hecho otra cosa hasta ahora que bambolearse entre la cacería de efectos auditivos o visuales, y el prurito de querer expresar la personalidad de su hacedor. El primero de ambos empeños atañe a la pintura o a la música, y el segundo se asienta en un error psicológico, ya que la personalidad, el yo, es sólo una ancha denominación colectiva que abarca la pluralidad de los estados de conciencia. Cualquier estado nuevo que se agregue a los otros llega a formar parte esencial del yo, y a expresarle: lo mismo lo individual que lo ajeno. Cualquier acontecimiento, cualquier percepción, cualquier idea, nos expresa con igual virtud…”
Jorge Luis Borges nació en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899. En 1914, viajó con su familia a Europa y se instaló en Ginebra. En 1919 se mudó a España y en 1921 regresó a Buenos Aires. En 1923, publicó su primer libro de poemas, “Fervor de Buenos Aires”. Desde esa época, se enferma de los ojos, sufre sucesivas operaciones de cataratas y pierde casi por completo la vista en 1955.
Todos saben, hayan leído o no alguno de sus cuentos, que es una de las plumas más importantes de habla Hispana. Pero además de eso, en muchos de sus cuentos se observa la profundidad de su pensamiento. La literatura o la ficción fueron recursos en donde exponer parte de su pensamiento filosófico. Escuchemos, por ejemplo, un fragmento de un escrito publicado en 1921 hablando sobre la poesía lírica para comprender parte de su profundidad analítica:
“La poesía lírica no ha hecho otra cosa hasta ahora que bambolearse entre la cacería de efectos auditivos o visuales, y el prurito de querer expresar la personalidad de su hacedor. El primero de ambos empeños atañe a la pintura o a la música, y el segundo se asienta en un error psicológico, ya que la personalidad, el yo, es sólo una ancha denominación colectiva que abarca la pluralidad de los estados de conciencia. Cualquier estado nuevo que se agregue a los otros llega a formar parte esencial del yo, y a expresarle: lo mismo lo individual que lo ajeno. Cualquier acontecimiento, cualquier percepción, cualquier idea, nos expresa con igual virtud…”