¿Qué es la derecha?


Para armar una columna de actualidad necesitaba leer el diario La Nación, escuchar Radio 10 o Ari Paluch, pero era demasiado para comenzar el año. De todas formas, ese demasiado me dejó una pregunta que puede resultar interesante: siempre se dijo que la Argentina no tiene un partido de izquierda o centro-izquierda y esto por una sencilla razón: son sectas más que partidos. Sin embargo, si tenemos en cuenta que el discurso de derecha está anclado en el sentido común argentino, tal vez deberíamos pensar qué sucede en la derecha y dejar a la izquierda con sus discusiones intrascendentes (y juntas de firma, que no son otra cosa que conseguir afiliados a riesgo de desaparecer jurídicamente por la nueva ley de partidos políticos). Entonces, ¿no será que los dirigentes de derecha están demasiado a la derecha? Antes debemos definir qué es la derecha.

Durante el verano escuché a José Pablo Feinman decir: “El pensamiento de derecha es muy fácil, lo único que tiene que de-mostrar es que la desigualdad es justa”. Excelente resumen del armado ideológico del discurso de derecha. Pensemos un momento en qué radica la facilidad. La desigualdad es sencilla de explicar porque la vemos a simple vista, las personas que viven en Kenia, Rusia, EEUU, Europa o América Latina (y dentro de ella, en el interior o en las ciudades) son extremadamente desiguales. No sólo sus condiciones socio-económicas y políticas, que es justamente la diferencia que debe justificar la derecha, sino en sus costumbres y formas al momento de armar y desarrollar poder político.

De todas maneras la derecha deja algo sin responder abiertamente. Si bien la cultura puede variar significativamente no es menos cierto que aceptar la desigualdad en materia socio-económica tiene sustento en variables poco santas. Expresar que un parisino y alguien de La Matanza son notablemente desiguales en sus pretensiones y la forma de vida y nada más, en realidad es naturalizar relaciones sociales producto de condiciones históricas y no de la voluntad divina o natural.

Aclaremos, la derecha es a-histórica, en el único momento que “vuelve” a la historia es para transformarla en algo lineal (teleológica) con un fin visible y claro y que no sería otro que éste preciso momento (esto es lo que más les gusta resaltar de Hegel). El presente es resultado de ese pasado lineal, con un fin establecido, por tanto todo lo que vemos hoy es “natural” en el sentido de que fueron fuerzas divinas o el destino los que nos llevaron a ser lo que somos. Obviamente, ésta fuerza natural incluye la desigualdad tan visible a simple vista. Por algo Sartre decía que nosotros seremos lo que hagamos con aquello que hicieron de nosotros.

En el primer programa quería hablar sobre la derecha para definir algunos puntos que durante el año, de elecciones, serán importantes para comprender o discutir los acontecimientos políticos. Sin embargo, vale una aclaración: la derecha y la izquierda son conceptos que utilizan los analistas políticos para explicar determinadas situaciones. Dice Maquiavelo en “El Príncipe” (capítulo: “De las cosas por las que los hombres, y especialmente los príncipes, son alabados o censurados”), con comentarios de Napoleón: “Conviene ahora ver cómo debe conducirse un príncipe con sus amigos y con sus súbditos (…).Siendo mi fin hacer indicaciones útiles para quienes las comprendan, he tenido por más conducente a este fin seguir en el asunto de la verdad real. (Napoleón: es preciso siempre ver las cosas tales como son en realidad, y no tales como nos las imaginamos), y no los desvaríos de la imaginación. (Napoleón: en la práctica, los desvaríos de Platón no valen mucho más que los de Rousseau), sigue Maquiavelo porque muchos concibieron repúblicas y principados, que jamás vieron, y que sólo existían en su fantasía acalorada. (Napoleón: con arreglo a estas utopías juzgan a los estadistas los visionarios de la filosofía y de la moral).

Entonces la pregunta es, ¿a quién vas a votar? O mejor dicho, ¿creés que la desigualdad es natural o producto de condiciones históricas? Y por otro lado, ¿cuánto de tu decisión es por ideales y cuánto por la realidad que te toca vivir, es decir, por tu realidad?

Pablo Llentilin