La no noticia: Moyano

No pasó nada. A partir del momento que se escuchó “la justicia suiza no está investigando ni a Moyano, ni a su familia”; seguido de “el pedido de informes sobre Moyano se basa en artículos periodísticos que vinculan a éste con la empresa Covelia”. No pasó nada. Mientras los dirigentes radicales, Cobos y Sanz, intentan sobrellevar la derrota en Catamarca; y en Chubut se juega gran parte del destino del famoso peronismo federal, acá no pasó nada.

Nos queda algo por saber, ¿es interesante analizar las opiniones y los discursos que provocó una noticia que no sucedió? Es interesante y a la vez ingrato; podemos descubrir cómo funciona la verdad en la producción de los medios y en qué sustentan los políticos sus declaraciones, pero con la salvedad de analizarlos cuando están en offside. A la gran mayoría de los medios les costó muchísimo aceptar las primeras informaciones que desmentían que la justicia suiza estuviera investigando directamente a Moyano. El viernes a las 11 de la mañana ya existía un cable de la agencia de noticias Dow Jones que informaba sobre una aclaración de la fiscalía general suiza, que decía: “No existe una investigación sobre Moyano o su familia, es sobre personas desconocidas”. Sin embargo, los medios (salvo contadas excepciones) no pudieron dar esa noticia hasta muy entrada la tarde. ¿Por qué? Porque no confían en informaciones que pueden dejar bien parado al gobierno o a sus aliados, pero sí reproducen la información que surge de los grandes medios. Podemos asumir que es una imposibilidad ideológica simple, no les gusta nada que tenga una mirada complaciente con el gobierno. Después de todo, ¿los medios no están para investigar y denunciar a los gobiernos corruptos?

La propuesta de un paro general por parte de la CGT era una animalada política, no hay ninguna duda. Pero por qué no preguntarse si la vorágine de noticias e informaciones, que se publican y se expresan en todos los medios (al instante, sin chequear), no serían otra animalada. Lo que resulta sorprendente, no por ser novedoso más bien por reafirmarse una vez más, es que el país parece temblar ante cada verdad que viene de afuera. De un lado y del otro, es más confiable lo que viene de afuera. Tanto la supuesta investigación que inicia una justicia extranjera (decir que la justica suiza se maneja con absoluta honestidad es una muestra clara de ignorancia extrema); como la desmentida a través de un cable de una agencia internacional. ¿Hubiera sido confiable el comunicado de la cancillería sin ese cable, o se hubiera interpretado como una defensa perversa por parte del Gobierno Nacional a los sindicalistas aliados totalmente corruptos?

Por otro lado, suponer impoluto a cualquier dirigente, sea éste político o sindical es, por lo menos, una pavada enorme. También lo es no dar cuenta del contexto en el cual suceden las noticias. En la semana que una elección provincial, intrascendente en términos políticos, causó un impacto enorme en todo el arco opositor; sumado a un nuevo fallo de la justicia obligando a los hijos de Ernestina de Noble a realizarse un ADN para comprobar, de una vez por todas, si son hijos de desaparecidos o no; es necesaria una cautela extrema a la hora de reproducir o producir opiniones políticas según las informaciones de último momento.