Detrás de la palabra
Programa n° 31
Parte 1:
Parte 1:
El portero y toda vieja del segundo
Editorial sobre la relación del portero con la vieja del segundo piso.
..........El sujeto post moderno afirma: “En la vida del astronauta no hay nada más raro que la proximidad química entre el portero y la vieja del segundo”. Así nomás, acostumbrados a éste tipo de revelaciones nos encomendamos al Dr. Baltazar de las Quimeras para que nos explique el componente “raro” en la citada sentencia. “Entiéndase evidente el roce desmedido entre el encargado y la vieja”. Entonces, una vez confirmadas las sospechas veamos qué estereotipos esconden dichos personajes.
En la puerta del edificio, asomando medio cuerpo, con las manos atrás, acecha el portero. Parece siempre mirar al frente, pero en verdad relojea cuanto ser vivo camina dentro de su espacio vital (a saber: vereda, hall, palier e incinerador). Comprobamos que posee una memoria excepcional, capaz de recordar detalles que uno mismo olvida por insignificantes. Por otro lado, la vieja del segundo, que a esta altura merece que la llamemos Elvira, viste pollera larga y saquito de lana con los botones sin abrochar. Tiene algunos kilos de más, los acostumbrados para una señora de 60 años. Se distingue del resto en su capacidad de indignación, además por saludar a todos los que pasan y, cinco segundos después, comentar aspectos de lo más triviales, seguidos de sentencias políticamente incorrectas.
El sujeto post moderno advierte: “La manguera, en su incesante devenir, convierte a cada baldosa en un mar de posibilidades”. Y tal es así, que las conversaciones registradas entre el portero y toda vieja del segundo resultan síntesis confiables de la conciencia de clase desvariada. Pero si investigamos el discurso utilizado por los estereotipos mencionados, encontramos palabras con más de una acepción reiteradas veces. Tal vez, un análisis del término más utilizado nos ayude a comprenderlos y propiciar una mejor comunicación con ellos, tal es el sentido de ésta editorial.
El concepto que brilla en todas las series de juicios, declaraciones, alegatos y chusmeríos que pronuncian el portero y la vieja, es normalidad. Vale decir, se autoproclaman abanderados de la normalidad y todas sus adyacencias. Es igual recriminar un raro peinado nuevo, la infidelidad de la del quinto (que adivinamos en su vestimenta), la escasa disciplina ejercida sobre los infantes del tercero, etc. En todos los casos observamos una desviación inquietante de la normalidad, aceptada ésta como única certeza capaz de sostenernos con los pies en la tierra sin vagar inertes por el universo. A decir verdad, su discurso no es conservador de las buenas costumbres, ya que éstas deberían haber existido en algún momento; se trata aquí de comprender una vanguardia iluminada y civilizadora.
Por fin sabemos que ninguno de ellos re-presenta al poder establecido, más bien hablamos de individuos atrapados por una utopía. Elvira y el portero nos demuestran, una vez más, cómo el enceguecimiento ideológico de las vanguardias puede ser malinterpretado por la corriente de los mortales.
Editorial sobre la relación del portero con la vieja del segundo piso.
..........El sujeto post moderno afirma: “En la vida del astronauta no hay nada más raro que la proximidad química entre el portero y la vieja del segundo”. Así nomás, acostumbrados a éste tipo de revelaciones nos encomendamos al Dr. Baltazar de las Quimeras para que nos explique el componente “raro” en la citada sentencia. “Entiéndase evidente el roce desmedido entre el encargado y la vieja”. Entonces, una vez confirmadas las sospechas veamos qué estereotipos esconden dichos personajes.
En la puerta del edificio, asomando medio cuerpo, con las manos atrás, acecha el portero. Parece siempre mirar al frente, pero en verdad relojea cuanto ser vivo camina dentro de su espacio vital (a saber: vereda, hall, palier e incinerador). Comprobamos que posee una memoria excepcional, capaz de recordar detalles que uno mismo olvida por insignificantes. Por otro lado, la vieja del segundo, que a esta altura merece que la llamemos Elvira, viste pollera larga y saquito de lana con los botones sin abrochar. Tiene algunos kilos de más, los acostumbrados para una señora de 60 años. Se distingue del resto en su capacidad de indignación, además por saludar a todos los que pasan y, cinco segundos después, comentar aspectos de lo más triviales, seguidos de sentencias políticamente incorrectas.
El sujeto post moderno advierte: “La manguera, en su incesante devenir, convierte a cada baldosa en un mar de posibilidades”. Y tal es así, que las conversaciones registradas entre el portero y toda vieja del segundo resultan síntesis confiables de la conciencia de clase desvariada. Pero si investigamos el discurso utilizado por los estereotipos mencionados, encontramos palabras con más de una acepción reiteradas veces. Tal vez, un análisis del término más utilizado nos ayude a comprenderlos y propiciar una mejor comunicación con ellos, tal es el sentido de ésta editorial.
El concepto que brilla en todas las series de juicios, declaraciones, alegatos y chusmeríos que pronuncian el portero y la vieja, es normalidad. Vale decir, se autoproclaman abanderados de la normalidad y todas sus adyacencias. Es igual recriminar un raro peinado nuevo, la infidelidad de la del quinto (que adivinamos en su vestimenta), la escasa disciplina ejercida sobre los infantes del tercero, etc. En todos los casos observamos una desviación inquietante de la normalidad, aceptada ésta como única certeza capaz de sostenernos con los pies en la tierra sin vagar inertes por el universo. A decir verdad, su discurso no es conservador de las buenas costumbres, ya que éstas deberían haber existido en algún momento; se trata aquí de comprender una vanguardia iluminada y civilizadora.
Por fin sabemos que ninguno de ellos re-presenta al poder establecido, más bien hablamos de individuos atrapados por una utopía. Elvira y el portero nos demuestran, una vez más, cómo el enceguecimiento ideológico de las vanguardias puede ser malinterpretado por la corriente de los mortales.
El MSN y sus consecuencias
Que los medios de comunicación producen sentido es algo aceptado hasta por los más agnósticos. Sin embargo, los científicos han ignorado una nueva forma de producción, a saber: los comentarios que acompañan a los nicks en el MSN. Esta editorial dará cuenta de ellos.
Hablamos de producción porque la realidad es de todo, menos huérfana. Por tanto, y en el afán de hallar al culpable, analizaremos los suburbios que rodean a las ideas de nuestros contactos. Si bien el MSN estaba orientado a la comunicación entre seres que mantenían encuentros personales, las distancias, el pésimo sistema ferroviario y la desconfianza que inspiran tantos facinerosos sueltos, transformaron a ésta herramienta en el vínculo humano por excelencia. De tal forma, que los contactos se fueron multiplicando al extremo de ser el único medio entre el ser y la realidad intersubjetiva. Ahora bien, ¿podemos decir que ésta producción de sentido es más democrática que la establecida por los medios de comunicación dominantes? La respuesta es si y no. Si, si las ideas expresadas son auténticas; no, si a esas ideas podemos reconocerle varios padres y ninguna madre. Está comprobado que a los humanos les cuesta concebir ideas propias, más bien son intuiciones o, en el mejor de los casos, interpretaciones.
Hablamos de producción porque la realidad es de todo, menos huérfana. Por tanto, y en el afán de hallar al culpable, analizaremos los suburbios que rodean a las ideas de nuestros contactos. Si bien el MSN estaba orientado a la comunicación entre seres que mantenían encuentros personales, las distancias, el pésimo sistema ferroviario y la desconfianza que inspiran tantos facinerosos sueltos, transformaron a ésta herramienta en el vínculo humano por excelencia. De tal forma, que los contactos se fueron multiplicando al extremo de ser el único medio entre el ser y la realidad intersubjetiva. Ahora bien, ¿podemos decir que ésta producción de sentido es más democrática que la establecida por los medios de comunicación dominantes? La respuesta es si y no. Si, si las ideas expresadas son auténticas; no, si a esas ideas podemos reconocerle varios padres y ninguna madre. Está comprobado que a los humanos les cuesta concebir ideas propias, más bien son intuiciones o, en el mejor de los casos, interpretaciones.
Que los medios de comunicación producen sentido es algo aceptado hasta por los más agnósticos. Sin embargo, los científicos han ignorado una nueva forma de producción, a saber: los comentarios que acompañan a los nicks en el MSN. Esta editorial dará cuenta de ellos.
Hablamos de producción porque la realidad es de todo, menos huérfana. Por tanto, y en el afán de hallar al culpable, analizaremos los suburbios que rodean a las ideas de nuestros contactos. Si bien el MSN estaba orientado a la comunicación entre seres que mantenían encuentros personales, las distancias, el pésimo sistema ferroviario y la desconfianza que inspiran tantos facinerosos sueltos, transformaron a ésta herramienta en el vínculo humano por excelencia. De tal forma, que los contactos se fueron multiplicando al extremo de ser el único medio entre el ser y la realidad intersubjetiva. Ahora bien, ¿podemos decir que ésta producción de sentido es más democrática que la establecida por los medios de comunicación dominantes? La respuesta es si y no. Si, si las ideas expresadas son auténticas; no, si a esas ideas podemos reconocerle varios padres y ninguna madre. Está comprobado que a los humanos les cuesta concebir ideas propias, más bien son intuiciones o, en el mejor de los casos, interpretaciones.
Hablamos de producción porque la realidad es de todo, menos huérfana. Por tanto, y en el afán de hallar al culpable, analizaremos los suburbios que rodean a las ideas de nuestros contactos. Si bien el MSN estaba orientado a la comunicación entre seres que mantenían encuentros personales, las distancias, el pésimo sistema ferroviario y la desconfianza que inspiran tantos facinerosos sueltos, transformaron a ésta herramienta en el vínculo humano por excelencia. De tal forma, que los contactos se fueron multiplicando al extremo de ser el único medio entre el ser y la realidad intersubjetiva. Ahora bien, ¿podemos decir que ésta producción de sentido es más democrática que la establecida por los medios de comunicación dominantes? La respuesta es si y no. Si, si las ideas expresadas son auténticas; no, si a esas ideas podemos reconocerle varios padres y ninguna madre. Está comprobado que a los humanos les cuesta concebir ideas propias, más bien son intuiciones o, en el mejor de los casos, interpretaciones.
¿Y la izquierda?
En el primer programa hablamos de la derecha, ante la indignación generalizada que provocó la descripción de qué es la izquierda, hablaremos sobre sus problemas. Para ello, nada mejor que hablar sobre Libia. La ONU aprobó la intervención militar para detener la brutal represión por parte de Kaddafi contra su propio pueblo. ¿Qué relación existe entre Libia y la izquierda? Si hay algo que identifica a la izquierda es la intención de cambiar el mundo, el modelo socio-económico capitalista basado en la explotación a la mayoría de la población. Pero de qué forma y a qué precio.
En el primer programa hablamos de la derecha, ante la indignación generalizada que provocó la descripción de qué es la izquierda, hablaremos sobre sus problemas. Para ello, nada mejor que hablar sobre Libia. La ONU aprobó la intervención militar para detener la brutal represión por parte de Kaddafi contra su propio pueblo. ¿Qué relación existe entre Libia y la izquierda? Si hay algo que identifica a la izquierda es la intención de cambiar el mundo, el modelo socio-económico capitalista basado en la explotación a la mayoría de la población. Pero de qué forma y a qué precio.
La no noticia: Moyano
No pasó nada. A partir del momento que se escuchó “la justicia suiza no está investigando ni a Moyano, ni a su familia”; seguido de “el pedido de informes sobre Moyano se basa en artículos periodísticos que vinculan a éste con la empresa Covelia”. No pasó nada. Mientras los dirigentes radicales, Cobos y Sanz, intentan sobrellevar la derrota en Catamarca; y en Chubut se juega gran parte del destino del famoso peronismo federal, acá no pasó nada.
Nos queda algo por saber, ¿es interesante analizar las opiniones y los discursos que provocó una noticia que no sucedió? Es interesante y a la vez ingrato; podemos descubrir cómo funciona la verdad en la producción de los medios y en qué sustentan los políticos sus declaraciones, pero con la salvedad de analizarlos cuando están en offside.
Nos queda algo por saber, ¿es interesante analizar las opiniones y los discursos que provocó una noticia que no sucedió? Es interesante y a la vez ingrato; podemos descubrir cómo funciona la verdad en la producción de los medios y en qué sustentan los políticos sus declaraciones, pero con la salvedad de analizarlos cuando están en offside.
No pasó nada. A partir del momento que se escuchó “la justicia suiza no está investigando ni a Moyano, ni a su familia”; seguido de “el pedido de informes sobre Moyano se basa en artículos periodísticos que vinculan a éste con la empresa Covelia”. No pasó nada. Mientras los dirigentes radicales, Cobos y Sanz, intentan sobrellevar la derrota en Catamarca; y en Chubut se juega gran parte del destino del famoso peronismo federal, acá no pasó nada.
Nos queda algo por saber, ¿es interesante analizar las opiniones y los discursos que provocó una noticia que no sucedió? Es interesante y a la vez ingrato; podemos descubrir cómo funciona la verdad en la producción de los medios y en qué sustentan los políticos sus declaraciones, pero con la salvedad de analizarlos cuando están en offside.
Nos queda algo por saber, ¿es interesante analizar las opiniones y los discursos que provocó una noticia que no sucedió? Es interesante y a la vez ingrato; podemos descubrir cómo funciona la verdad en la producción de los medios y en qué sustentan los políticos sus declaraciones, pero con la salvedad de analizarlos cuando están en offside.
¿Qué es la derecha?

Para armar una columna de actualidad necesitaba leer el diario La Nación, escuchar Radio 10 o Ari Paluch, pero era demasiado para comenzar el año. De todas formas, ese demasiado me dejó una pregunta que puede resultar interesante: siempre se dijo que la Argentina no tiene un partido de izquierda o centro-izquierda y esto por una sencilla razón: son sectas más que partidos. Sin embargo, si tenemos en cuenta que el discurso de derecha está anclado en el sentido común argentino, tal vez deberíamos pensar qué sucede en la derecha y dejar a la izquierda con sus discusiones intrascendentes (y juntas de firma, que no son otra cosa que conseguir afiliados a riesgo de desaparecer jurídicamente por la nueva ley de partidos políticos). Entonces, ¿no será que los dirigentes de derecha están demasiado a la derecha? Antes debemos definir qué es la derecha.

Para armar una columna de actualidad necesitaba leer el diario La Nación, escuchar Radio 10 o Ari Paluch, pero era demasiado para comenzar el año. De todas formas, ese demasiado me dejó una pregunta que puede resultar interesante: siempre se dijo que la Argentina no tiene un partido de izquierda o centro-izquierda y esto por una sencilla razón: son sectas más que partidos. Sin embargo, si tenemos en cuenta que el discurso de derecha está anclado en el sentido común argentino, tal vez deberíamos pensar qué sucede en la derecha y dejar a la izquierda con sus discusiones intrascendentes (y juntas de firma, que no son otra cosa que conseguir afiliados a riesgo de desaparecer jurídicamente por la nueva ley de partidos políticos). Entonces, ¿no será que los dirigentes de derecha están demasiado a la derecha? Antes debemos definir qué es la derecha.
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